sábado, 20 de junio de 2009

¡¡MIS PEQUEÑOS,GRANDES INDÍGENAS!!

Cuaderno de bitácora 16 de Junio de 2009.

¡Nunca creí que escribiría sobre esto! Pero tengo verdadera necesidad de hacerlo.

Hace aproximadamente diez meses, mi incierto mundo laboral de interina, como todos los años me deparaba un nuevo destino, pero esta vez, fue un destino diferente… ¡todo un reto personal!.
Me destinaron a una “selva”, cargada de emociones fuertes, de momentos duros, con sabores dulces, ácidos y amargos, repleta de “pequeños indígenas” venidos de múltiples “tribus”, desconocidas.

Entre lágrimas y tras varios intentos de abandonar el viaje antes de empezarlo, tomé la decisión de lanzarme al vacío, sin saber cuál podía ser el resultado: ¿podré con ello?, ¿podrán conmigo?, ¿aguantaré?... mil preguntas de este tipo pasaban continuamente por mi cabeza.

Cuando desembarqué, el 1 de septiembre de 2008, el recibimiento de las personas que ya habitaban allí, fue bueno, aunque nos avisaron de algunas de las peculiaridades de éstos “indígenas” y de los múltiples caminos y aventuras en las que nos podríamos perder, junto con algunos retos que debíamos superar durante nuestra estancia allí.

Pero sin lugar a dudas, uno de los momentos más fuertes, fue el día del desembarco de los “indígenas”. Mis párpados ni pestañeaban cuando vi aparecer a tantos y tan diversos “personajes”, mi mirada no abarcaba todo lo que realmente yo, quería ver. Eran unos completos desconocidos y yo para ellos una extraña forastera.
Poco a poco fui adentrándome, con más miedo que vergüenza, todo sea dicho, con mucha cautela y respeto, por esos caminos y senderos llenos de obstáculos, para lograr conocer mejor a cada uno de los “indígenas”, con sus respectivas peculiaridades; algunos tienen la dentadura muy desarrollada, otros van en silla de ruedas, los hay que les encanta la música, comer, los pañales e incluso hay por ahí alguno al que le encantan ¡¡los pies!!.

La verdad, es que son curiosísimos, muchos hablan en nuestro idioma, otros en idiomas raros o inventados, los hay que emiten sonidos, o hablan con monosílabos, incluso con signos y gestos. Pero también, hay indígenas que ni se mueven, ni hablan, solo miran, y si miran, pero sus silencios, y sus miradas son las que más se oyen, porque son las que te hablan a gritos!!

Para mí, es verdaderamente difícil explicar o escribir, lo que sentí o lo que se siente en determinados momentos en los que trabajas con los “indígenas”, pues es un constante tira y afloja, tú te los quieres llevar a tu terreno y ellos te quieren llevar al suyo y para ello, en ocasiones, ¡usan estrategias peligrosas! A las que no estamos muy acostumbrados y de las que no sabemos o podemos a veces defendernos.

Recuerdo, ese primer y doloroso arañazo que me asestó aquel pequeño “leoncillo” cuando intentaba escaparse de puntillas del gimnasio, algún tirón de pelo de una “monita juguetona” en silla de ruedas, un levantamiento de puño de un “gran orangután con casco”, algún escupitajo y patada de un marajá convertido en “Sapo” quizás por algún hechizo…

Aún así, cada pequeño logro que consigo con ellos, para mí es una gran recompensa.

También tengo que decir, que en su mayoría son tiernos; te abrazan, te besan, ¡algunos demasiado! y de vez en cuando, ¡hay que pararles los pies!

Trabajar, comer, jugar, reír, llorar con ellos, cada cosa hacemos juntos y cada momento que paso a su lado para mí es especial.

Por eso nunca olvidaré: esos ojos azules que me miran y me derriten, aunque me pidan el balón constantemente y no me dejen apenas trabajar, esas lágrimas daimieleñas derramadas en mi sudadera, esa mochila pequeña pegada a un gran hombre, este tamagochi muerto y resucitado mil veces, esa sonrisa y ese signo que me dice guapa todos los días y que me llevaría a mi casa sin pensármelo dos veces, esa “empanadilla” a la que le encanta retransmitir los partidos de futbol como si de un comentarista de la radio se tratara, esa piel suave, pestañas largas y eterna sonrisa postrado en una silla, ese corsé con andar bailón que dice: “Tamara, que- te-tero”, ese hiperactivo lunni amarillo con su bolsa de cromos que me llena de besos, y tantos y tantos otros a los que no menciono, pero no olvido.

Ahora bien, acercándose el momento duro de la despedida, de un merecido y necesario descanso tanto físico como psíquico para todos, toca el momento de reflexionar; por eso lo hago en primera persona.

El camino que empecé y terminé con lágrimas ha sido duro, no todos los que lo iniciamos hemos podido culminarlo, pero en él, también ha habido muchos momentos buenos y he hecho buenos amigos, entre ellos destaco a: una rubia peligrosa, un pelijas con mucho ritmo, un albaceteño un tanto irónico, a un pececillo especial la mar de competente, unas A.L “coquetas”, una enfermera 10 y como no, a mis compis de piso… GRANDES PROFESIONALES Y PERSONAS, que me han hecho más fácil y llevadero éste camino, y con quien da gusto trabajar.

Por eso, a ellos y sobre todo a “mis pequeños grandes indígenas” GRACIAS.

¡GRACIAS, POR TODO ESTE TIEMPO JUNTOS Y POR AYUDARME A SER MEJOR PERSONA!

¡Me despido de este cuaderno de bitácora, sabiendo que quizás, en algún momento de mi vida, decida volver a esta “selva,” a la que un día, afortunadamente me destinaron y que jamás olvidaré!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Somo muchos los que pensamos que esos "indígenas" se han transformado en okupas, porque una vez que entras en contacto con ellos, quedan alojados para siempre en tu Corazón.

La verdad es que cuando comienzas tu andadura junto a ellos, nunca crees que puedas llegar a empatizar tanto, pero cuando después de varios años abordas un nuevo rumbo, te das cuenta que una parte de ti mismo se ha quedado para siempre en ese centro, junto a esos entrañables diablillos y aquellos fantásticos compañeros/as con los cuales has compartido vivencias inolvidables.

Pero por encima de todo simpre quedará... el Recuerdo, el Cariño y una eterna Amistad.

Fdo: J.L.O.P

Anónimo dijo...

Hola T
Tanto en su lectura como especialmente en su version recitada me parece una declaración de amor preciosa. Puedes estar segura que tu huella también quedará marcada en sus corazones y les brotará una sonrisa al recordar a su hada.
Al igual que éstas, pasate de vez en cuando a verles, seguro que será bonito tanto para ellos como para ti.
Besos
Fdo. El cateto

joseluis dijo...

Cuando recibí tu llamada desde Valencia, estabas aterrorizada. Ahora te alegras. Has superado el reto y te has crecido como persona y como profesional.
Enhorabuena.
La vida nos lleva por donde ve que necesitamos ir.
Sientete orgullosa.