jueves, 16 de abril de 2009

Historias de Filadelfia

La versión teatral que Philip Barry había escrito para Katherine Hepburg se había estrenado en 1939 en Broadway y había constituido un gran éxito. En ella trabajaba Josep Cotten en el papel de C.K. Dexter Haven que en la película interpretaría Cary Grant. Pero Katy no estaba bien vista en el Hollywood de aquel tiempo, donde era considerada "el veneno de las taquillas", y Howard Hughes tuvo muchos problemas para negociar que fuera la protagonista. Algunos actores se negaron a actuar con ella, como Gable, Tracy, Taylor o Gary Cooper. Al final La MGM de Louis B. Mayer consiguió a Grant y aceptó el deseo de Hepburg de que el director fuera George Cukor. Así se gestó una película inolvidable que consigue eso que Cary dice que tiene conseguir una comedia: "Cuando voy al cine, quiero olvidarme de los platos sucios que hay en el fregadero y de lo que tengo en la cabeza. Quiero olvidar mis problemas, salir de mí mismo. Quiero reirme un poco".
Y eso es justo lo que es para mí ver esta película, que siempre es una tabla de salvación en los "días rojos" de los que hablaba la otra Hepburg en "Desayuno en Tiffanny´s". La veo con mucha frecuencia, entera o a trozos, y siempre encuentro algo que me reconcilia con la buena vida y con la condición humana.
El cine a menudo es mejor que la realidad y es probable que nunca haya existido esa burguesía aristocrática tan benigna y de manga tan ancha, que ya anticipa cambios sociales que tardarían unos años más en producirse. Tracy Lord el personaje, que interpreta Katty, es ya una mujer moderna y libre que busca la felicidad y coquetea con deseos variados, mientras se baña en una piscina tan bella como un templo griego. Dexter es un hombre lúcido que sabe de su vulnerabilidad y la ahoga en alcohol mientras sueña con un velero que perdió ("El balandro del amor eterno") . Macaulay Connor (James Stewart) es un periodista humilde y con talento que quiere parecerse a los que cree detestar y no es sensible al amor secreto de la fotógrafa que lo acompaña. En ese mundo conviven gente de distinta edad que toman champagne juntos en las mismas fiestas y se toleran con ironía y buen humor. El único personaje que desentona es el arribista que iba a casarse con Tracy y que termina callendose de un caballo.
Al final triunfa el amor, la lucidez y la alegría de vivir y uno ya puede volver a soñar con que al salir al mundo va a encontrarse con personajes tan elegantes como Dexter o tan pasionales como Tracy o tan ingenuos como Macaulay Connors. Y con que algún día tendra una piscina como esa y asistirá a esas fiestas interminables donde encontrará a gente tan bien educada.




domingo, 12 de abril de 2009

Valerio Massimo Manfredi


Posiblemente Manfredi no sea un gran escritor. Sus libros no tienen una prosa brillante, son tildados de best-seller baratos, la crítica les suele dar algo de caña y mi hermano suele reírse al verme leyéndolos. Por supuestos los historiadores eruditos reniegan de este tipo de novelas achacandoles falta de rigor histórico.

Quizás tengan razón. Su escritura no posee adjetivos luminosos, ni párrafos que pasen a la historia, pero si tiene una cualidad que para mí es esencial en un buen libro: la capacidad de evocar, de transportarte a mundos, que en un principio son desconocidos pero cuando terminas de leer son parte de ti. Yo he paseado por los jardines de Babilonia, combatido en las Termopilas o cabalgado a lomos de Bucéfalo siendo el gran Alejandro. He gritado al ver el mar junto a los 10.000 después de su tortuosa expedición y he llorado de emoción al ver a Talos de Esparta convertido en un gran líder. He descubierto los secretos del lejano oriente a manos de un puñado de romanos.

En esta primera entrada del blog quería recalcar la imagen de este escritor porque fue él, y no mis turbios profesores, quien me reveló el emocionante mundo de la historia. Fue él quien me ayudó a superar el primer contacto, algo áspero con esta apasionante materia. Yo creo que la novela es una herramienta perfecta para este fin, capaz de ir introduciéndote en los acontecimientos pasados de un modo más ameno que una interminable lista de fechas y reyes. Además durante años soñé con ser como él, un prestigioso catedrático de historia grecolatina, jefe de numerosas excavaciones arqueológicas y colaborador de muchos documentales del mundo antiguo. Solo las pocas salidas de la carrera, la paupérrima situación de los estudiantes licenciados y cierta presión indirecta de mis allegados me hicieron replantearme seguir sus pasos. Aunque actualmente en alguna de las numerosas y somnolientas clases, me dejo arrastrar por la gratificante idea de que en un futuro no muy lejano pueda compatibilizar mis labores médicas con el estudio de la civilización clásica.

Por todo esto y por las cientos de horas de gustosa lectura, siempre estaré agradecido a este hombre de canosa barba.

sábado, 11 de abril de 2009

Johnny Guitar

No es fácil amarse porque el amor es una paradoja que se nutre de obstáculos y es ,en cierta medida, un sueño. Pero también constituye el último refugio para los que no se conforman y deciden plantar cara al destino y a los que tratan de hacer de esta vida una pesadilla totalitaria.

Los cuervos visten de negro como la gente "decente" que odiaba a Vienma y solo un héroe puede enfrentarlos. Su rapidez con el gatillo lo había alejado de ella pero ese defecto contituía ahora una ventaja sobre todo si había aprendido a tocar la guitarra y a guardar silencio y a esperar.

Tienen miedo de perderse de nuevo y se miran con ojos incendiados mientras se mienten para decirse la verdad. Tienen un nuevo obstáculo: para seguir juntos tienen que defender lo que han construido en todo este tiempo y eso está amenazado por los que "cazan brujas".

Me gusta otro héroe. El minero tuberculoso que lee novelas y es un sentimental dispuesto a morir por estar en el lado adecuado de la vida.

viernes, 10 de abril de 2009

Rayuela

"¿Encontraría a la Maga?. Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentrífico."

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos"

"... a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna verdad sobre mí, porque fuiste siempre un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamábamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickes de metro".

"Ella sufre en alguna parte. siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su pájaro es el mirlo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts."

"No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo."

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Viví un año acercándome al mundo a través del vidrio de Rayuela. Buscaba entonces algo indefinido a lo que no podía poner palabras y que se me escapaba entre clases de facultad y cervezas en Bugatti, aquel sitio de Malasaña tan negro y tan luminoso algunas noches de invierno. Cortazar fue un bálsamo. Tenía un mundo, te convencía de que lo mágico podía ocurrir en cualquier momento, de que en el metro viajaban personajes inconcebibles y de que un minuto podía contener una hora porque al tiempo no lo medían exactamente los relojes. Cuando años después fuí a Paris me sentí como en casa porque esa ciudad ya se había convertido para mí en un refugio de los escritores que no escriben novelas pero sueñan con ser escritores y vivir en una buhardilla del barrio latino.

Ví a Cortazar en Madrid, una vez que vino a dar a una conferencia al Centro de la Villa. Era muy alto y parecía todavía joven aunque debía tener muy cerca de 70 años. Me acuerdo que dijo aquello de que muy a menudo las palabras se gastan como la suela de los zapatos, lo que entonces me pareció una frase afortunada. Siempre me ha gustado conocer personalmente a los escritores que admiro, aunque a veces me hayan decepcionado. Pero merece la pena ver a Cortazar hablando de su libro. De pronto está ahí con sus cigarrillos y su cara extraña tratando de tomarse la entrevista en serio...



Ceremonia

Ella había pertenecido al tiempo de la postguerra y era un icono de la españa racial y con falda de faralaes que quería venderse como la oficial en aquél tiempo. Él representaba la rebeldía de los sesenta, el pais nuevo que estaba surgiendo y que pretendía otra estetica y otra sentimentalidad. Eran dos estilos confrontados porque significaban mundos distintos y en aquellos momentos hasta cierto punto antagónicos. Lola había sobrevivido en el franquismo aceptando ser una de sus musas (ya sabéis aquello que escribió Pemán, "abanico de colores, no hay en el mundo una flor que el viento mueva mejor que se mueve Lola Flores") pero también se sabía que era una mujer temperamental, de un erotismo que no se ajustaba del todo a la imagen que se pretendía para las mujeres en aquel tiempo. Serrat era un referente para la juventud que se oponía al franquismo, cantaba en catalán aunque no le importaba hacerlo en castellano, estaba politizado pero a diferencia de otros no era esto lo más importante de sus canciones que hablaban sobre todo de sentimientos y de historias interiores. En los setenta quizá los seguidores de ambos estaban muy distanciados pero unos y otros no tenían más remedio que escuchar mutuamente sus canciones que estaban simultáneamente en el aire porque eran las "canciones de la radio". "Mediterraneo" probablemente no solo era tarareada por jóvenes barbudos y quizá las madres de muchos de ellos habían cantado en su infancia alguna canción de Lola (..."qué tiene la zarzamora...") que por tanto también les pertenecía porque los había impregnado en la infancia.

Ahora que corren tiempos crispados conviene sentir, casi tocar el auténtico espiritu que se creó en los años de la transición viendo este video. Serrat canta "Pena, penita, pena" y le dice a Lola lo que la copla había significado para él y por tanto para mucha gente de su generación aunque hubieran tenido que disimularlo en los tiempos duros. La respuesta de Lola está en la emoción que se pinta en su cara, como si expresara una simpatía que hasta entonces no hubiera podido expresar del todo. Entonces no había muchas cadenas de telévisión y esta ceremonia la debió ver mucha gente y probablemente disolvió algunas incompresiones porque contiene una conexión sentimental entre generaciones. Algo que no sucede explícitamente muy a menudo, por eso os invito a asistir a ella y luego a dejaros llevar por otras canciones que permiten recuperar el tiempo perdido.