martes, 20 de abril de 2010

¿QUIERES QUE TE CUENTE UN CUENTO?

“cuando cuentes cuentos cuenta cuantos cuentos cuentas porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas nunca sabrás cuantos cuentos cuentas...”


Este próximo viernes día 23 de Abríl, celebraré con mis niños el día del libro. Siempre he celebrado este día en los coles a modo de cuentacuentos, con mantas, cojines, incienso, velitas, pastas y té (sin teína para los niños)

Pero… hace unos días, escuché esta tremenda noticia: la señora Bibiana Aído, ministra de igualdad, arremete contra los cuentos clásicos y pretende cambiarlos, porque los considera sexistas.

¡JA! Lo siento, me dio por reír.

Es que…. No sé realmente por dónde empezar este post.

Está claro que pese a la aparente beatificación de los cuentos populares por parte de la factoria Disney, no hace falta recordar la crueldad con la que se desarrolla cualquier cuento adaptado por Charles Perrault. Desde La Cenicienta hasta La Bella Durmiente, pasando por Barba Azul, Caperucita Roja o El Gato con Botas. En todos ellos, el protagonista es víctima de múltiples humillaciones y solo saldrá airoso si utiliza la astucia o el pillaje. No hay que olvidar que la mayoría de cuentos que hoy se le atribuyen al escritor francés no son ni más, ni menos, que adaptaciones en papel de los cuentos de tradición oral. Aunque una cosa está clara: los malos son muy malos y los buenos sufren demasiado.

Estos relatos orales que formaban parte del imaginario popular de la época, y que pasaron de generación en generación, eran mucho más violentos que su versión oficial en papel. Perrault se esforzó por dulcificar el carácter sórdido y picaresco de las historias. Sin embargo, en la base siguen siendo lo que son.

Si miramos los cuentos de Hans Christian Andersen, el panorama no es mucho mejor. Aún así, todos, hemos crecido con ellos, ¿quién no recuerda a la pobre y desvalida vendedora de fósforos?, ¿a qué niña no le hubiera gustado tener un zapatito de cristal?, ¿qué hombre no sueña con ser en algún momento de su vida un Peter Pan y vivir en nunca jamás?, cuidar un dálmata, bailar con unos zapatos rojos, perseguir un conejo blanco, saltar en lianas por la selva….

¿Alguno estáis traumatizado?

He de decirle señora Aído, que me parece muy bien, que usted quiera fomentar la igualdad de género en nuestra sociedad, pero creo que ésta, no es la mejor manera.

Los cuentos, quiera usted verlo o no, también son fiel reflejo de la sociedad actual, actualmente mueren cientos de niños solos en la calle por hambre, enfermedad, abandono, o frio cual cerillera, hay maltrato de animales, con muertes crueles para confeccionar abrigos, estilo Cruela de Vil, hay gente emprendedora e ingeniosa que trabaja para conseguir, un mundo ideal y desgraciadamente ,señora ministra, ¿a cuántos sapos tiene usted que besar en su vida, para encontrar a su príncipe azul?

¡Usted ha leído pocos cuentos!

He visto que… El Gobierno de Cantabria, a través de su Instituto de la Mujer, repartirá en los próximos días la adaptación 'no sexista' de dos clásicos de la literatura infantil: 'Tarzana' y 'Ceniciento'. En el primero se cuenta la historia de la hija de Tarzán y en el segundo se presenta a un empleado del hogar, encadenado a la fregona, que sueña con dejar de lavar platos y conocer a una princesa.

La última 'ocurrencia' de los paladines de la igualdad no ha sido capaz ni de proponer modelos propios para los niños. Su imaginación tan sólo llega a reescribir algunos cuentos que han hecho historia, no para crearlos. Y el problema es que este tipo de gracias las tenemos que pagar todos los contribuyentes con dinero público.

Ahora a ver cuánto tardan en editar:
- Caperucito el rojo.
- Blanconieves.
- La soldadita de plomo.
- El bello y la chica no agraciada.
- La gata con botas.
- Las tres cerditas...

Para entender mejor dónde nos lleva esta pseudocultura 'progre', merece la pena leer un extracto de "Caperucita Roja" de los 'Cuentos políticamente correctos' de James Finn Garner:

"Erase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era. Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque..."


Permítame decirle, señora ministra, que hay cuentos de todo tipo: para niños, para adultos, de hadas, de aventuras, trágicos, cómicos, eróticos, para pensar, para portarse bien en el colegio, para dormir, para afrontar la pérdida de un ser querido…

Además, si no me equivoco desde el año 1982, es decir cuando yo tan solo tenía 2 años, un autor Roald Dahl escribió el libro: “Cuentos en verso para niños perversos” en el, el autor, plasma su particular y moderna versión de los cuentos clásicos.Lo que hace el autor no es sino ser consecuente con la tradición oral, volviendo a la perversidad originaria y a un cierto carácter trovadoresco, que consigue gracias a unos versos llenos de ritmo y musicalidad.

Los cuentos suelen funcionar como una especie de parábola que debe enseñarnos una lección. Roald Dahl realiza un parodia de los postulados morales y anula el estatuto victimista de princesas y niñas desvalidas. Como usted demanda actualmente señora ministra.

Los géneros clásicos de los cuentos populares son revisitados por Roald Dahl para dotarlos de un realismo crudo acorde con los tiempos actuales. La violencia de género, el capitalismo y el consumo, el homicidio… son algunos de los temas que recorren el texto. La sátira nos muestra que, ni aquellos que tradicionalmente eran buenos lo son tanto (en realidad, son peor), ni los malos son tan malos.

Caperucita Roja es de lo más ilustrativo: la niña acaba matando al lobo con un tiro en la cabeza y haciéndose un abrigo con su piel, sin que ningún cazador valiente venga en su ayuda. Cenicienta reniega de un príncipe posesivo que corta las cabezas de sus hermanas y pide al hada un compañero honrado… casándose así con un productor de mermerlada. Blancanieves, por su parte, se convierte en el ama de llaves del edificio donde viven unos enanitos adictos a las apuestas de caballos. Con tal de mejorar sus finanzas, roba el espejo mágico de su madrastra para que les prediga el caballo ganador. Sin príncipe y forrados de dinero, vivieron felices y comieron perdices, y la madre de Juan el de la habichuela mágica es de todo menos maternal.


Así que, señora Aído, creo que va usted algo atrasada en el tiempo.

Tengo que decir al respecto, que el próximo viernes, contaré a mis niños un cuento. Hace poco, en una conferencia, Fernando Savater habló de la educación en valores, de la importancia de expresar los sentimientos y de lo “heavy” que sería llegar un día a clase y decir: “hoy vamos a educar en el odio”, pero reflexionando, vimos que a veces es bueno sentir odio por algo, experimentarlo, cuando algo es injusto, cuando algo te duele… nos dimos cuenta, que hasta sentir odio en ciertas ocasiones, es bueno, pues te hace reaccionar e incluso te ayuda a superar cosas que de otra manera no eres capaz.

He de reconocerle, que nunca he sido una gran lectora, pocos son los libros que he logrado terminar, pero sí me confieso adicta a los cuentos en general.

¿Qué libro se está leyendo actualmente señora Aído? Aunque no me lo he terminado aún, le recomiendo el mío, apunte el título: “Cambio príncipe por lobo feroz”

Yo, mientras tanto, seguiré viviendo día a día, paseando por mi largo y particular camino de baldosas amarillas…
¡Ah! Y mejor… no le cuente cuentos, a quien ya sabe de historias…

2 comentarios:

joseluis dijo...

Los cuentos son ilusión, fantasía, magia...
Los cuentos llevan tu mente al más allá y te traen otros mundos al más acá.
Los cuentos dejan entrever, vislumbrar, muestran tímidamente, sutilmente.
Y los cuentos también pueden ser crueles cuando hacen que te veas en ellos como en un espejo...

Estoy de acuerdo en todo lo que dices...

¿Quieres que te cuente un cuento?

Anónimo dijo...

Me encanta tu imaginacion !!!!
Besos